Cuando hablo de correr

Cuando hablo de correr

El escritor japonés Haruki Murakami, a quien antes o después reconocerán los Nobel, es corredor de fondo. El habla de correr – no de running  – y escribe también sobre sus emociones y pensamientos durante la carrera. Esforzarse cada día física e intelectualmente hace que se sienta vivo, activo y en pos de una meta.

Me identifico con esa emoción, cuando ejercito mis piernas en el complejo deportivo universitario salas bajas pienso igualmente en mis ideales conscientes. Repaso mis tareas, las investigaciones y las clases. Estos son días de mucha docencia, así que el ejercicio me relaja del sedentario trabajo propio del profesor salmantino.

Disfruto con las largas distancias porque me enseñan a administrar las fuerzas, una competencia que necesitamos cada vez más los trabajadores de la USAL, pues somos cada vez menos y con crecidas obligaciones. Demasiada burocracia, sin apenas relevo generacional y agobiados con los mil cometidos de cada día.

Me encanta este oficio. Ojalá pudiera aplicar lo que enseño sobre buen funcionamiento de la Administración a la reducción del papeleo. Deberíamos poder dedicar nuestro valioso tiempo a cumplir nuestras funciones lo mejor posible, no a hacer papeles. Es verdad que se puede correr y hablar de correr, pero es redundante.

Soy un corredor medio, ni lento ni rápido. Mi objetivo no es batir ninguna marca mundial. Me conformo con estar en plena forma a los cuarenta y siete. Llegar al final satisfecho, aprendiendo y compartiendo en el proceso, es suficiente. Cada día voy a correr, temprano, sereno, convencido. Eso sí, totalmente decidido. Sí.